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El Taller del Traductor

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Universidad

Cinco estrategias para establecer tarifas como traductor autónomo

14 de enero de 2009 by eltallerdeltraductor 38 comentarios

La cuestión de las tarifas es uno de los temas que más preocupan a los traductores que empiezan. Es muy habitual que los traductores noveles se planteen cuestiones como: «¿Cuánto cobrar por una traducción?» o «¿Qué tarifa debo cobrar por palabra?».

En estas líneas pretendo recoger unas sencillas pautas que puedan servir de ayuda a aquellos que desean obtener más información sobre este tema.

1. Dale a tu trabajo el valor que se merece (y que tiene).

Quizá parezca algo obvio, pero es bastante frecuente ver comentarios del tipo: «2 000 euros por un texto de 20 000 palabras es muy caro. Si voy a tardar dos semanas, ¿cómo voy a cobrarle 2 000 euros?» que salen del teclado de traductores que empiezan. ¿Qué les ocurre? Que calculan que van a tardar unos 10 días laborables en hacer esa traducción y si por 10 días cobran 2 000 euros, si trabajasen todo el mes ganarían 4 000. ¿Cuál es el fallo? Los traductores autónomos no tienen trabajo de manera constante: hay semanas en las que no tienen encargos y otras en las que tienen que trabajar en varios proyectos al mismo tiempo, por lo que no siempre es posible facturar un mes completo. Además, piensan que esos 2 000 euros que deberían cobrarle a su cliente son ingresos netos, pero se olvidan de que un traductor autónomo tiene que hacer frente a gastos que un traductor en plantilla no tiene y esos 2 000 euros se quedarán en mucho menos al calcular los ingresos netos.

2. Ten ganas de ganar (mucho) dinero.

Otra frase que parece obvia, pero que está relacionada con lo anterior. El pasado verano estuve haciendo un curso de Traducción y Nuevas Tecnologías en la Universidad de Alicante y en el taller de Gestión de proyectos el profesor nos preguntó: «¿Cuánto queréis cobrar como traductores?». Como nadie decía nada, me lancé y dije que 4 000 euros al mes. Una cifra elevada, sí, (el profesor pensó lo mismo), pero creo que es mejor tener unos objetivos superiores a lo que realmente se puede llegar a obtener cuando uno empieza (llevo cinco años en esto y todavía me queda mucho camino por recorrer). Con unas expectativas tan elevadas sé que debo esforzarme por diferenciarme de la competencia, ofrecer lo que el resto no es capaz de dar y ser mejor para poder «permitirme» llegar a esa cifra. Evidentemente, al salir de la carrera los ingresos serán reducidos o inexistentes, pero eso ocurre en todas las profesiones. Para convertirse en un profesional hay que tener experiencia, es necesario especializarse, formarse, equivocarse, reciclarse y ofrecer servicio y calidad. Además, como decía en el primer punto, al ser traductor autónomo el trabajo no es constante, por lo que los ingresos también fluctúan y la única manera de sobrevivir es tener una planificación de gastos y un colchón financiero. ¿Se puede tener un colchón financiero con 1 500 euros al mes?

Por otro lado, creo que todos queremos ganar el máximo posible, ¿o no? Además, que nos pongamos como meta una cantidad elevada no quiere decir que la vayamos a conseguir. ¡Ojalá! Y en caso de que la consigamos, ¿es malo? Si nuestro objetivo es elevado como esos 4 000 euros, no nos sentiremos mal si solo conseguimos llegar a la mitad. Pero si nos ponemos como objetivo una cantidad algo más modesta como, por ejemplo, 2 000 euros, y solo conseguimos la mitad, el sentimiento de decepción será mayor. ¿No creéis?

3. Calcula los gastos a los que debes hacer frente cada mes.

Para ello, la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (Asetrad) elaboró una herramienta llamada CalPro que permite hacer estos cálculos con facilidad. Se puede descargar desde aquí o desde la página de la asociación. Como muestra, la hoja de cálculo CalPro indica que un traductor autónomo debe hacer frente a casi 2 000 euros de gastos mensuales sin contar con hipoteca o alquiler del piso (en la muestra solo se tienen en cuenta 200 euros para el alquiler de una oficina). Quizá ese objetivo de 4 000 euros del que hablaba anteriormente no sea una cifra tan descabellada.

Además, con CalPro también podemos averiguar lo que ganamos, lo que debemos cobrar y lo que debemos trabajar para conseguir la cifra que deseamos. Como respuesta a los datos que se incluyen como muestra en esta hoja de cálculo, CalPro estima que se debe cobrar 0,10 euros por palabra.

4. Investiga lo que cobran tus compañeros de especialidad y combinación lingüística.

Con varias búsquedas en Internet es posible averiguar qué es lo que cobran otros traductores de la misma combinación y especialidad. Igualmente, algunas asociaciones como TRIAC daban tarifas orientativas, aunque la ley de la competencia en Europa ha cambiado estos años y ya está prohibido. Podemos rescatar la relación de tarifas de esta encuesta de tarifas de 2007 que estaba alojada en la web de la antigua TRIAC, ya que en ella se distingue entre tarifas «habituales» (medias), altas y bajas y sobre todo, se distingue entre agencias nacionales y extranjeras y entre clientes directos nacionales y extranjeros. Ojo, que han pasado unos años y se debería tener en cuenta la inflación.

5. El bolsillo del cliente siempre tiene la razón.

En la encuesta de tarifas que se incluye en el punto anterior se hace una distinción fundamental entre clientes nacionales y extranjeros. Este dato es muy importante puesto que, aparte de fijar unas tarifas mínimas y de tener en cuenta la combinación de idiomas y la especialidad, es fundamental fijar las tarifas según la ubicación del cliente. ¿Por qué? Lo veremos en la próxima entrada.

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Formación en localización (actualizado 2008)

22 de noviembre de 2008 by eltallerdeltraductor 15 comentarios

Con la nueva implantación de los títulos de grado la casi inexistente formación sobre localización que se impartía en algunas facultades de España va a pasar a mejor vida y los estudiantes tendrán que cursar algún máster o realizar cursos de formación continua para ponerse al día con esta disciplina.

En estas líneas recojo la información que he ido obteniendo sobre formación de posgrado y cursos de especialización que tengan relación con esta disciplina.

En Limerick (Irlanda) se imparten el Graduate Diploma in Localisation Technology y el MSc in Global Computing and Localisation. Es la formación de posgrado de mayor prestigio en el ámbito internacional.

En Austin (Texas) se imparte el Localization Generalist Certificate Program. Algunos de los profesores también dan clase en Limerick. Nunca me ha quedado claro si los estudiantes que cursan estos estudios deben acudir de manera presencial a esta institución, pero lo que sí está claro es que los módulos se imparten en línea.

De manos de la asociación de profesionales de la localización (TILP) el curso pasado vio (por fin) la luz el programa Certified Localisation Professional. Si siguen abriéndose convocatorias es muy probable que se convierta en una excelente alternativa para aquellos que no pueden desplazarse a Limerick.

Ya en tierras españolas podemos hablar del máster TECNOLOC, que se imparte en Castellón. Se trata la localización de software, de sitios Web y de videojuegos.

En Barcelona contamos con el máster Tradumática de la UAB, que cuenta con traducción de contenidos Web, multimedia y localización de software, entre otros ámbitos. La misma universidad también ofrece un Máster en Traducción Audiovisual, tanto en modalidad presencial como en línea. En este máster se imparte un módulo de localización de videojuegos.

Un poco más al sur se encuentra el Máster en Traducción Audiovisual: localización, subtitulación y doblaje de la Universidad de Cádiz. Al igual que el anterior, se imparte en modalidad presencial y a distancia (no es en línea) e incluye localización de software, sitios Web y videojuegos en un mismo módulo.

La formación académica exclusivamente en línea sobre este ámbito en España se reduce a la oferta formativa de la UOC. En el ámbito de la localización podemos destacar su Posgrado en Tecnologías y Traducción y su curso de actualización sobre Localización de software. En ambos se trata la localización de software y de sitios Web.

En este enlace de Algo más que traducir Pablo Muñoz recoge otros enlaces relacionados con la formación en otros ámbitos del sector de la traducción.

Actualización (2008)

Estas semanas he dado con otros programas de posgrado que también imparten localización en mayor o menor medida.

La Universidad Alfonso X El Sabio imparte un programa llamado Curso de Postgrado de Tradumática, Localización y Traducción Audiovisual. Lo dirige Juanjo Arevalillo, director de Hermes Traducciones y también incluye localización de videojuegos. Es posible cursarlo por módulos, aunque es presencial.

La Universidad Europea de Madrid imparte un Máster en Doblaje, Traducción y Subtitulación que incluye localización de videojuegos.

La Universidad de Vic imparte un Máster en Traducción especializada que incluye traducción de videojuegos y localización.

La Universidad de Valencia imparte el Máster Oficial en Traducción creativa e humanísitca, que también incluye traducción de videojuegos.

Gracias a Victoria he descubierto un máster en traducción de la Universidad de Ginebra en el que se imparte localización y gestión de proyectos, además de traducción asistida y traducción automática. El programa me parece bastante completo en cuanto a nuevas tecnologías. Si tuviera también localización de videojuegos sería estupendo.

Además, Manuel Mata me indica que en el CES Felipe II de Aranjuez la asignatura de Localización de software y Páginas Web que actualmente se imparte en la licenciatura de Traducción e Interpretación de la Universidad Complutense de Madrid va a ser incluida en su nuevo plan de grado.

Como bien indica Manuel, además de la formación ofrecida por las universidades, a lo largo del año se imparten seminarios, cursos, etc. en la materia en diversos puntos de la geografía española. Yo misma realicé el verano pasado un curso de cinco días de la Universidad de Alicante en el que impartieron clase tanto Manuel Mata como Juanjo Arevalillo, entre otros.

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Los 7 pecados capitales de los traductores noveles

9 de noviembre de 2008 by eltallerdeltraductor 19 comentarios

Facultad traducción

Los traductores somos muy perfeccionistas. Y si hay algo que nos incomoda es que nos señalen nuestros errores. Por eso quiero empezar este blog escribiendo sobre algo que vengo observando desde que empecé a trabajar como traductora y que quizá evite que alguien dé más tropiezos de los necesarios.

¿Qué errores cometen con mayor frecuencia los traductores noveles?

1. Creen que sus traducciones son perfectas.

Haber aprobado todas las asignaturas de traducción de la carrera con nota o con un cinco pelao no garantiza en absoluto que tus traducciones sean incuestionables. Si quieres trabajar como traductor (ya sea desde casa o en una empresa), prepárate para recibir críticas. No existe una traducción perfecta y habrá momentos en los que tendrás que dar tu brazo a torcer por el bien de tu salud mental. Si tu revisor te dice que debes ponerle tilde a «solo» cuando equivale a «solamente», amablemente debes indicarle la norma, pero si él tiene la última palabra, tendrás que aceptar lo que él diga. Lo mismo ocurre si el que revisa eres tú y es el traductor quien tiene la última palabra. Y si te señalan un error y te das cuenta de que lo es, acéptalo y corrígelo. Todos somos humanos y cometemos errores. Un traductor nunca deja de aprender.

2. Se quejan de que hay mucho intrusismo en el mercado de la traducción.

Veamos qué dice la RAE sobre la palabra «intrusismo»:

“intrusismo. (De intruso).

1. m. Ejercicio de actividades profesionales por persona no autorizada para ello. Puede constituir delito.”.

Aunque no recuerdo a ningún profesor que nos hablara del intrusismo, lo cierto es que este es un pensamiento bastante extendido entre los estudiantes de traducción. Quizá tiene que ver con aquello de la perfección que cometaba en la introducción, eso de que los traductores nos creemos «mejores» que el resto de los mortales en cuestiones lingüísticas, una especie de raza superior del idioma, y si alguien que no ostenta el título de traductor se dedica a ello, los que sí lo tienen (y no tienen trabajo de traductor) lo crucifican.

Volviendo a la definición de la RAE, ¿quién nos autoriza a traducir? La universidad solo nos da un título, pero no hay ningún organismo que regule la profesión y que “autorice” a ejercer como traductores a aquellos que quieran dedicarse a ello. Por lo que no podemos hablar de intrusismo. Cuando alguien habla de «intrusismo» normalmente se refiere a que hay gente que traduce sin tener la formación adecuada. Pero, ¿acaso todos los profesores de las facultades de Traducción e Interpretación de España son licenciados en Traducción? Si no disponemos de un organismo que regule la profesión, ¿cómo sabemos qué formación es la adecuada para ejercer como traductor?

3. Hacen trabajos sin estar dados de alta como autónomos.

Esta cuestión es muy interesante, porque normalmente son aquellos que dicen que hay muchos intrusos que les quitan el trabajo a los profesionales los que hacen trabajos sin estar dados de alta como autónomos. Y yo me pregunto, ¿no se incluye también en lo de ser profesional darse de alta como autónomo y pagar los impuestos que correspondan? ¿Quién es más profesional: el traductor que hace una traducción y a la hora de cobrar le dice a su cliente que como no es autónomo, que si le puede hacer un recibo, etc. o el que después de hacer una traducción entrega su factura correspondiente?

4. No escriben correctamente.

Cada cierto tiempo, llega a las listas de distribución de traducción algún mensaje de algún traductor que empieza, quejándose (normalmente por estas cosas que acabo de describir) y lo hace de una forma que no es la que se espera de un profesional. Se escriben mensajes sin tildes, con faltas de ortografía, «pq asi se scrib + rapid»… Las personas que envían estos mensajes no se dan cuenta de la imagen que están transmitiendo. ¿Acaso también escriben así cuando se comunican con algún profesor? En una lista de distribución y en cualquier medio escrito en general, debemos cuidar nuestra ortografía, ya que no sabemos quién nos va a leer. Además, ¿no se supone que somos profesionales del lenguaje? Somos los primeros que debemos cuidarlo.

5. Traducen muchas lenguas.

Muchos estudiantes escogen todas las asignaturas de idiomas que pueden porque piensan que así tendrán más trabajo. Nada más lejos de la realidad. Un traductor que pone en su currículo que traduce del inglés, francés, alemán, polaco, ruso, italiano, rumano y sueco al español y viceversa, no será tomado en serio por nadie. Lo normal es que los licenciados tengan una o dos lenguas de partida, aunque hay casos excepcionales, claro. Igualmente, aunque en la facultad haya asignaturas de traducción inversa, solo debemos traducir a nuestra lengua materna. Si hay alguien leyendo que sepa inglés, le propongo que traduzca al inglés el siguiente vídeo: Creo que hasta un nativo inglés tendría problemas para hacerlo. Por no hablar de interpretarlo. ^^

6. Traducen de “todo”.

Este es otro error promovido por los planes de estudio de algunas facultades. Si los estudiantes no tienen itinerarios y no pueden escoger muchas asignaturas, al final salen de la facultad pensando que pueden traducir todo lo que les echen porque en la facultad han hecho traducción jurídica, económica, técnica y científica. Al igual que en el punto anterior, especializarse en uno o varios campos es la única garantía de ofrecer un trabajo de calidad y que sea rentable para el traductor. Si un traductor especializado en traducción jurídica, acepta un encargo sobre microbiología, ¿cuánto tiempo tardará en hacer la traducción?

7. Ofrecen tarifas locales a clientes internacionales.

De entrada, las agencias españolas no pagan lo mismo que las agencias estadounidenses o las alemanas, por ejemplo. En estos años, en España he visto tarifas ofrecidas por agencias desde los 0,025 EUR (!) hasta los 0,08 EUR por palabra de origen (en la combinación de inglés a español). Si nos vamos al extranjero, dependiendo del país es posible ver tarifas de hasta 0,20 EUR por palabra de origen. Todo depende de múltiples factores, pero no es nada recomendable pedir, por ejemplo, a una agencia británica esos 0,025 EUR que nos ofrece una agencia española.

¿Por qué?

Muchos pensarán que si ofrecen una tarifa más baja podrán “fidelizar” a la agencia y conseguir un volumen de trabajo que asegure unos ingresos elevados (en otra entrada trataré este punto con mayor detalle), pero también es posible que al ver esa tarifa tan baja la agencia ponga en duda la capacidad y la profesionalidad del que la ofrece. Además, un cliente que contrata servicios fijándose en el precio únicamente, abandonará a su proveedor cuando encuentre a otro más barato.

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